Suplentes de lujo sonrojan al Racing
Pesadilla antes de Navidad. Racing y Hércules empataron sin goles en el último partido liguero de 2010. Un duelo aburrido y muy igualado en el que las ocasiones no abundaron. Aún así ambos equipos gozaron de oportunidades. La más clara, un tiro al palo de Portillo.
- Al Hércules le valía. Con la cantidad de bajas que arrastraba el equipo alicantino, el empate no era un mal resultado. Aún así, tuvieron ocasiones para ganar.
- Al Racing le falta un 'killer'. Los cántabros se atascaban en cuanto se acercaban al área rival. Se echó en falta la ayuda de delantero centro que echara una mano a Munitis.
- El palo de Portillo. Fue la mejor ocasión de todo el partido. El de Aranjuez entró en la segunda parte y mandó al larguero un saque de falta.
- Mejor que sucediera en lunes y a última hora. Menos niños lo vieron. Porque, parafraseando a Mourinho, todos, absolutamente todos los que presenciamos el partido hubiéramos preferido perder el tiempo en otra cosa. Aunque fuera con la liga de Vietnam. Peor no se puede jugar al fútbol. Menos triangulaciones es imposible ver. Más jugadores sobrevalorados para la categoría es difícil de concentrar en un solo terreno de juego. Por eso, lo realmente sorprendente de este caso es que Racing y Hércules descansarán esta Pascua bastante lejos del descenso. Y lo que más escalofríos da pensar es que, de haber ganado, hubieran presumido al estar más cerca de Europa que del pozo. Una muestra más de que la posición que defiende cada uno en la clasificación eventual se debe más a los fallos del resto de equipos que a los méritos propios.
El primer tiempo fue para guardar en el museo de los horrores. Jamás hubo más de dos pases seguidos. El Racing no sabía qué papel interpretar. Si el exhibido en Mallorca, de brega, contención y oportunismo, o el que estaba acostumbrado a pasear en los últimos partidos de casa, con gusto, toque, velocidad y ambición. Por eso, la defensa se empeñó en despejar sin más objetivo que alejar el peligro con tal de mantener la puerta a cero, mientras que Rosenberg y compañía demandaban envíos con otra intención o incluso con una dedicatoria. El Hércules, al menos, tenía excusa, mermado por cinco bajas habituales más la inesperada de Tote, el que mejor trata el balón de su plantilla, que tuvo que retirarse lesionado sin ni siquiera romper a sudar.
Sin goles, por supuesto, únicamente se pudo contabilizar como amenazas por el bando local una gran falta de Kennedy, un cabezazo de Adrián en un córner y un disparo de Colsa, mientras que el equipo de Esteban Vigo tan solo gozó de un amago de Trezeguet a centro de Kiko, su jugador más eléctrico.
Inoperantes. El Racing fue incapaz de hacer más porque sus laterales han decidido no subir la banda hasta tiempos más boyantes, y porque su juego termina siendo muy previsible debido a la nula alternativa que presenta Adrián en la izquierda. Al final, el conjunto cántabro siempre ataca por la derecha cuando se decide a inquietar y combina por el centro, cuando Munitis y Rosenberg se encuentran, si la opción es llegar. No hay plan B. Ni se espera a falta de un cerebro. Porque lo de los mediocentros es de juzgado de guardia. Da igual que juegue uno u otro. Blanco o negro. Recuperan muchos balones, pero pierden más. Por eso, les dejan recibir. Ellos solos tropiezan. Hasta que Tziolis no sane, o Bedia cuente, no se atisban soluciones.
El Hércules, por su parte, fue de menos a más. Hasta que Cristian, suplente de suplentes, calentó sobre la marcha tras entrar por accidente. El mediapunta, criado en la Masía, dio una lección de cómo manejar los tiempos de un partido. Supo apoyarse en la solidez de su defensa (¿suplente?), beneficiarse del incombustible trabajo de Frietzler y asociarse con Kiko para incordiar. Sólo le faltó tener delante a un delantero con más movilidad que Trezeguet para profundizar.
Entre los jóvenes visitantes desarbolaron al Racing, que sólo daba señales de vida en la estrategia o con arranques de furia de Munitis. Ni los cambios ni el malestar popular agitaron el ritmo cansino del equipo, que al final dio gracias de que se acabara el partido, pues comenzaba a teñirse de negro lo que ya era gris. Primero Frietzler acarició el gol en un córner, de nuevo mal defendido por el Racing. Luego, Portillo estrelló una falta en el larguero con la ayuda de Colsa. Y, para finalizar, Abel Aguilar puso en aprietos a Toño con un disparo seco a su palo derecho.
El final desenmascaró al Racing, tranquilizó al Hércules, que siempre estropeaba fuera lo que conseguía en casa, y dejó la libreta de Del Bosque, en el palco, con una solitaria anotación: guardemos a Xavi y compañía en formol.
Del bosque estuvo en el palco antes de ser premiado
El seleccionador Vicente Del Bosque acudió al palco de El Sardinero para ver el partido. Lo hizo acompañado de su segundo en la Roja, Toni Grande. El salmantino se marchó luego a la Gala del Deporte Cántabro, celebrada anoche en el Hotel Chiqui de Santander. Allí recibió por primera vez el premio Juan Manuel Gozalo, que distingue al personaje que mejor ha conjugado este año los valores deportivos y humanos. El técnico recibió una sonora ovación a su llegada al estadio.
Vergonzoso el juego visto ayer en el Sardinero.No hay derecho a tratar asi a la afición.AUPA RACING
ResponderEliminarPORTUGAL DIMISION
ResponderEliminarEsto es una verguenza, encima meda la sensacion de que se quieren reir de nosotros. No los doy vacaciones a ninguno
ResponderEliminarfelices fiestas y que le den a Pernía y Portugal
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