Desde que, hace un mes, se confirmó la pérdida de categoría, el ERE apareció ya como un escenario inevitable. El problema ahora es cuándo y cómo presentarlo.
Para la primera interrogante, los gestores racinguistas han decidido esperar de entrada a que pase la crucial Junta de accionistas del fin de semana (sábado o domingo, dependiendo de si aparece Alí). Para la segunda, aún tienen dudas en cuanto a los futbolistas, ¿incluyen a todos los que cobran más de 300.000 euros por temporada o estudian caso a caso?
Hay casos como el de Toño o el de Diop en los que consideran que el mercado estaría dispuesto a pagar por su traspaso y, desde luego, no consideran oportuno indemnizarles para que se vayan. La idea, antes de presentar el ERE, es reunirse con los representantes e intentar llegar a acuerdos (diferentes según su coste y valor en el mercado). Si no hay arreglo, en la mayoría de los casos, entrarán en el ERE, en otros, como los ya citados, cada uno intentará jugar sus cartas.
Un caso muy especial es el de Munitis, el racinguista con más partidos en Primera, historia viva del club, que ya ha terminado contrato pero al que le resta todavía un año por cobrar (1,5 millones aunque no juegue) y que tiene luego firmado entrar en el staff técnico. Sería muy doloroso acabar en los tribunales con un mito del racinguismo. Ya les pasó a Setién o Ceballos, por ejemplo.
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